La figura de Hécate puede relacionarse a menudo con la Isis egipcia,
gracias principalmente a su papel de hechicera. Ambas eran símbolos de los
puntos luminares. Lucio Apuleyo asocia a Hécate con Isis en su obra El asno de
oro:
"....sepas que yo soy madre y natura de todas las cosas, señora de
todos los elementos, principio y generación de los siglos, la mayor de los
dioses y relina de todos los difuntos, primera y única gola de todos los dioses
y diosas del cielo, que dispenso con mi poder y mando las alturas
resplandecientes del cielo, y las aguas saludables de la mar, y los secretos
lloros del infierno. A mí sola y una diosa honra y sacrifica todo el mundo, en
muchas maneras de nombres. [...] Otros me llaman Juno, otros Bellona, otros
Hecates, otros Ranusia. Los etíopes, ilustrados de los hirvientes rayos del
sol, cuando nace, y los arrios y egipcios, donde nació mi doctrina, cuando me
honran y sacrifican con mis propios ritos y ceremonias, me llaman mi verdadero
nombre, que la reina Isis..."